lunes, 17 de diciembre de 2007

Derriban casas para edificar torres


Entre dos y tres por dia

Grupos inversores pagan cifras mil onarias a los dueños para demolerlas y construir edificios de varios pisos de altura.

por mercedes mendez

La negociación nunca es sencilla y demanda muchas reuniones y contraofertas. En algunos casos, cuando los inversores están confiados en que en determinado lote se puede alcanzar una gran ganancia ofrecen sumas millonarias y hasta departamentos para tentar al propietario. Y casi siempre lo logran. Las casas ya se convirtieron en un fenómeno exótico del paisaje porteño y las pocas que quedan son una presa cotizada por empresarios inmobiliarios y de la construcción.

Según los datos de la Encuesta Anual de Hogares que realizó durante el año pasado la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno porteño, sólo el 26 por ciento de la población de la ciudad de Buenos Aires vive en casas, mientras que el 67,9 por ciento en departamentos.

El resto de la población abarca a los sectores de menores recursos y que reside en conventillos, pensiones y casillas. Los datos muestran lo evidente: ya no queda espacio para las casas bajas en la Capital Federal y la creciente demanda para vivir en allí impulsa la construcción de torres y multiviviendas. "La demolición de casas sucede porque la mayor y mejor utilización del inmueble es como terreno y no por el servicio residencial que brinda.

La tendencia a construir edificios en barrios donde había muchas casas se incrementó este año en Caballito, Palermo y Villa Urquiza", explicó a
La Razón el director de Reporte Inmobiliario, José Rozados. Para los dueños de estas casas que se encuentran sobre terrenos muy cotizados en el mercado inmobiliario, su propiedad se transforma en un inmueble muy competitivo y siempre se ofrecen sumas superiores al valor de la vivienda en cuestión.

El presidente de la Cámara de Demoledores y Excavadores de la Argentina, Miguel Angel Ippólito, confirma esta tendencia: "Las empresas buscan el lote donde se encuentra la casa, en la mayoría de los casos se trata de viviendas muy antiguas y que están en mal estado. Este año, se derribaron entre dos y tres construcciones por día, ya sean casas, conventillos o fábricas".

De hecho, según Ippólito, el avance de las demoliciones generó que ya no haya lugar en la Ciudad para depositar los escombros, una actividad que no está regularizada y que se suele hacer de manera clandestina. Para Fernando Esquerro, presidente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda, "hay una tendencia a construir en altura, sin descuidar su patrimonio y zonas residenciales."

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