lunes, 14 de enero de 2008

El calor pega más porque falta espacio verde y sobra cemento

VERANO PORTEÑO Capital: el calor pega más porque falta espacio verde y sobra cemento

La semana pasada, de calor sofocante, en la Ciudad hubo un grado más que en los alrededores. Y las altas temperaturas no ceden a la hora del descanso porque el hormigón absorbe el calor y lo irradia por la noche. Por: Mariana Iglesias
Al igual que Beijing, Atenas, Tokio, Houston o Nueva York, Buenos Aires también sufre el efecto "isla de calor". Este fenómeno provoca que en la Ciudad haya temperaturas más altas que en sus alrededores. El efecto, por ejemplo, llevó a que en esta última semana de calor sofocante en Capital se registrara un grado más de temperatura.

El efecto hace que el calor se mantenga aun en horas de la noche porque el hormigón tiene la propiedad de absorber el calor e irradiarlo de noche. Además, el hecho de que la Ciudad haya crecido caóticamente y no en forma planificada es la causa de que existan pocos espacios verdes y también pocos espejos de agua, dos elementos necesarios para mitigar su acción.

Según los especialistas, el calor sofocante de los últimos días tuvo como responsables a las altas temperaturas y los registros de humedad y presión, pero también contribuyó este particular efecto de "isla de calor urbano".

Hay un ejemplo que es contundente: una tarde de mucho calor, un hombre que cruza la avenida 9 de Julio bajo un sol abrasador puede llegar a sentir hasta nueve grados más que otra persona que en el mismo momento pasea por los bosques de Ezeiza.

"El fenómeno de efecto isla de calor se conoce desde hace tiempo y se registra en varios lugares del mundo. Se da también en Buenos Aires porque tiene una alta concentración de población estable a la que todos los días se le agrega la que llega para trabajar", explica a Clarín Jorge Leis, director operativo del Servicio Meteorológico Nacional.

Hay varios factores que hacen que la temperatura sea mayor: la edificación, la falta de espacios verdes, los gases contaminantes, y el calor antropogénico, es decir, el calor provocado por las actividades del hombre. Los materiales como el hormigón o el asfalto tienen una gran capacidad de absorción de calor y una gran capacidad térmica, y de noche disipan calor.

Leis explica que las mediciones de temperatura se hacen en cuatro lugares simultáneamente: en la ciudad de Buenos Aires, en Beiró y Constituyentes, Villa Ortúzar; y también en Ezeiza, Palomar y San Fernando: "El efecto isla de calor urbano se puede notar más en las diferencias que hay respecto de las temperaturas mínimas, según datos que tenemos desde hace 30 años. En Buenos Aires, serían dos grados más alto que en Palomar. Hay un poco más de diferencia en invierno y menos en verano. Respecto de Ezeiza son 2,5 grados más alto, y 1,3 en comparación con San Fernando".

"La isla de calor provoca que en la Ciudad haya temperaturas más altas que en los alrededores, principalmente en horas de la noche. El calor de los últimos días tiene más que ver con que hay una predominancia de masas de aire cálido y húmedo (del norte) sobre las masas de aire frío, y por lo tanto, se producen estas olas de calor, que se sienten mucho más en las ciudades, sobre todo si no tenés luz...", dice Matilde Rusticucci, del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, de la UBA.

Pero la isla de calor no es tan negativa como se cree. En invierno ayuda a que se consuma menos de energía a través de calefactores. En los alrededores de esa isla de calor urbana necesitan más calefacción. Pero en verano desfavorece.

"Cuando uno siente que se sofoca, tiene que ver en parte con la isla de calor pero en realidad, el principal responsable de eso es la humedad. En esta última semana, de mucho calor, hubo un grado más en la ciudad de Buenos Aires por el efecto isla de calor. Si a eso se le suma la humedad, entonces se pueden sentir bochornos", agrega Leis.

"Si bien a nivel global las islas de calor en el mundo no tienen relación con el cambio climático observado y proyectado, el efecto que las ciudades tienen en la temperatura es, a escala local, el más impactante, el que produce las mayores diferencias de temperatura entre ubicaciones cercanas, con gran aumento de temperatura local", dice Rusticucci.

¿Qué se puede hacer para mitigar los efectos de la isla de calor? Crear mayores áreas de espacios verdes y agua. Según los especialistas, el problema está en que justamente Buenos Aires es una ciudad que crece caóticamente. Y el crecimiento arquitectónico y vehicular juega en contra, ya que se está llegando a un grado de saturación. Al revés, lo que aumentan son los edificios y no las plazas, aumenta el tránsito y no el ordenamiento vehicular. Incluso estiman que si se sigue construyendo en altura en Puerto Madero, las edificaciones podrían crear una barrera a la brisa del río, efecto que en parte mitiga las altas temperaturas en Capital.

Además el consumo también creció: no es el mismo que el de hace 30 años. Antes, un equipo de aire acondicionado era un lujo, ahora es algo común. Por último, el aumento de la población hace que suba el calor antropogénico, que es un calor generado por el hombre.



Acostumbrarse

Guillermo Kellmer
En enero siempre hizo calor, pero para entender el efecto "isla de calor" basta con recordar noches de la semana pasada cuando de madrugada hubo temperaturas superiores a los 31 grados. Dicen los especialistas que el fenómeno se da en ciudades donde el cemento le gana al verde. Habrá que acostumbrarse entonces. En Buenos Aires cada vez se construye más y no queda espacio disponible para pensar lugares donde la Ciudad respire.


Razones de la nevada histórica

En Buenos Aires no nieva porque el efecto isla de calor hace que un copo de nieve se derrita antes de llegar al suelo. El 9 de julio pasado nevó porque había una masa de aire frío y fue un lunes feriado, después de un domingo: no había mucha gente y la actividad también era menor.


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